-Jhon, vacílate esto, ¿Me crees si te digo que hubo un maracucho alemán en la Primera Guerra Mundial?
-¿Cómo es la cosa?
-Se trata de Carlos Otto Meyer Baldó, hijo de una alemán que había venido a Venezuela a trabajar con el café y de una colombiana de ascendencia gocha. Nació en Maracaibo y vivió allí la mayor parte de su infancia, luego se mudó a Caracas por poco tiempo antes de que mudarse a Alemania con toda su familia.
En 1914 estalla la primera Guerra Mundial y se enlista para en el ejército, pero al principio no lo querían dejar por latino. Peleó un tiempo en el frente, pero luego se cambió a la aviación. Se convirtió en un duro de la época y logró varias hazañas que le dieron la Cruz de Hierro por sus méritos de guerra.
-O sea, el bicho era cabilla en el aire.
-Burda, tanto así que lo designaron instructor de la academia alemana, pero luego de que se acabara la guerra regresó a Venezuela donde conoció al hijo de Juan Vicente Gomez y fue parte de la fundación de la fuerza aérea venezolana.
Gómez incluso le financió un viaje a Estados Unidos para aprender lo último en tecnología de aviación y que trajera todos esos conocimientos al país.
En 1933 estaba haciendo un vuelo de prueba o exhibición sobre Maracay y el avión no aguantó el jamaqueo. Se estrelló en lo que hoy es la Avenida Las Delicias de Maracay.
Su muerte fue un revuelo, incluso la noticia le llegó a Hitler, quien envió una comisión para dar condolencias.
-¿Tu me estás diciendo que si en una película de guerra aparece un venezolano no estaría del lado de los buenos?
-Bueno, si está pilotando un avión ta complicado.
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